Ya no juego

El problema es que es de moral flexible, abierta. Y no es que yo sea la mujer más pura del mundo. Pero se bien que es lo que para mi esta bien y lo que esta mal. Y trato por lo menos de acercarme cada vez más a lo ideal y alejarme lo más que pueda de lo non-grato. Y si, muy de vez en cuando, con certeza mucho mas de la cuenta, me doy permiso de aventurarme fuera de mis parámetros de pureza, pero lo hago siempre con conciencia absoluta, como el que sabe que un brownie con nieve y chocolate fudge no le hace nada de bien a uno pero se da el permiso de comérselo porque no lo hace todos los días y se vale de vez en cuando hacer trampa, porque sabe bien que de tener opciones, el brownie rara vez va a ser mejor opción que una fruta, por ejemplo. El, sin embargo, navega con bandera hippie, gris, tibio, ni de aquí ni de allá, porque lo que puede estar mal también puede estar bien y no importa. No le importa. Y para mi lo es todo. Y me aprieta en el pecho. Y me saca de mis casillas. Y me enoja, porque no se que esperar y estoy acostumbrada a lo peor. Me esta alejando tanto de quien quiero ser. Y esta matando una partecita de mí. Como se puede resolver una diferencia vital como esta? El día de hoy no tengo respuesta.